Mientras brillaba en la pista, su perfil fuera de ella también crecía. Como piloto de la Williams Racing Academy, ya estaba cada vez más cerca de la F1, y su creciente base de fanáticos impulsaba aún más su ascenso. Su carisma, humildad y energía contagiosa lo convirtieron en un favorito del público, demostrando que no solo tenía futuro dentro del auto, sino también fuera de él.